Cuanto es capaz de sorprender un fotógrafo con una visión inteligente y culta que descubre y redescubre la ciudad mil veces vista y vuelta a ver. Pienso que pasaron los tiempos y ya no me sorprenden casi, las visiones de muchos de esos que alguna vez fueron mi asombro.
Decía Picasso que después de los dibujos de Altamira quedaba muy poco por descubrir pero, eso está y permanece guardado para visionarios con ojo atento como Aaron Sosa que sabe ver y descubrir en Caracas lo que reserva esta ciudad para premiar su atención.
Panorámicas con HOLGA, una cámara de plástico que el con su ingenio adaptó mucho antes que el fabricante para rollos de 35 milímetros y que sigue usando con placer inmenso porque sabe que -como dice el proverbio- oculos habent et non videbunt. No verán aquellos que tienen cámaras costosas y no cultivan el ojo y las visiones.
Quiero decir, fuerte y claro, que estoy orgulloso de Aaron y de haberlo, alguna vez, ayudado a cultivarse, pero esos tiempos también pasaron y se han revertido. Ahora soy yo quien, como decía al principio, se sorprende cada vez que veo sus fotografías todas y sobre todo las de esa unión de AARON y HOLGA.
Ramón Grandal
julio-2009
Para ver el trabajo completo visite HOLGEANDO
