10/30/2012

Palabras de Joel-Peter Witkin

Si la fotografía es el arte de fijar una sombra, el vidrio es el medio que transfiere esa sombra a la película. Para Joel-Peter Witkin, cuyos cuadros elaborados contienen una reverberación extrema entre la vida y la muerte, el vidrio encierra poderosas asociaciones. "Oldenburg," dice Witkin, " describió una vez al vidrio como un 'relámpago atrapado en la arena'. " Un día antes de que se presentara la retrospectiva de Witkin en el Museo Guggenheim de Nueva York, habló con Michael Sand acerca de la fotografía, la moralidad, y los restos de seres humanos.

VIDRIO

Mi padre tuvo cuatro hermanos, todos eran vidrieros, a mi me incluía en el trabajo de ellos. Mi primer trabajo consistió en romper vidrio con unos polines, para que luego el pudiera reponerlo. Así que el trabajo consistió en simplemente romper vidrios. Naturalmente que no teníamos protección, algo así como goggles por ejemplo. Durante las primeras dos o tres horas de estar rompiendo vidrios se me metió una astilla en el ojo. Mi padre la saco. Tenía unas manos inmensas. Me dobló el párpado para atrás con el palito de un fósforo de madera-- sus manos olían a mastique, puros y mugre - y me retiro la astilla. Esa astilla se había incrustado en la parte blanca del ojo, y yo me estaba volviendo loco. Sin embargo, esta fue la comunicación mas cercana que tuve con mi padre, salvo cuando venía a la casa para hablar con mi madre. Hablaban de cosas de dinero porque el tenía que pagarle la alimentación de la familia. También venía de visita y mostraba fotos extrañas.

Me llevó a un lado y me mostraba recortes de la revista Life, o Look, de periódicos como el Daily Mirror o The News ( no era un lector del New York Times). Yo debo de haber tenido como cinco años, y sabía cuando me mostraba esas fotografías que el me estaba diciendo que el no podía hacerlas, pero que tal vez una parte de el si pudiera hacerlo, por mi conducto. Sin decirlo, yo lo miraba y sabía, que el sabía que yo podía intentarlo.

Pienso que lo que hace que una imagen sea poderosa, es que a diferencia de otros medios, como el vídeo o el cine, aquí se trata de la quietud. Pienso que alguien que se hace fotógrafo es porque quieren absorberlo todo y comprimirlo a que quede en una imagen fija. Cuando realmente quieres decirle algo a alguien, los agarras, los tomas y abrazas. Eso es lo que ocurre con la imagen fija.

HOMBRE DE VIDRIO

Nacemos desnudos. En realidad deberíamos vivir desnudos -- no lo digo literalmente, sino en términos de honestidad y franqueza. He visto cientos de personas sobre las losas, y ocasionalmente veo una mujer que aun es hermosa-- y eso es muy muy impresionante. Tiene un impacto muy fuerte porque esta uno mirando les restos de una vida humana, o la evidencia de lo que fue una vida.

Me quedé cuatro días adicionales en la Ciudad de México, cuando estuve haciendo la imagen del "Hombre de Vidrio" porque no lograba encontrar el cuerpo que requería. Cuando llegan los cuerpos traídos de la calle, existe la duda de como es que murieron. La gente de la calle puede ser que se la encuentre hasta días después de haber fallecido, lo cual dificulta encontrar la razón de su muerte.

En sus camionetas blancas, choferes de la morgue hacen recorridos a diario para recoger cadáveres. Cuando los encuentran, éstos son lanzados sobre la camilla boca abajo. Sus narices se rompen en ocasiones, apilan hasta seis cadáveres uno encima del otro, algunos bastante inflados. Se les toma su identidad, se les retira su ropa y se mantiene un registro.

Al quedarme esos días adicionales en la Ciudad de México, intuí que algo iba a ocurrir. Me pasaron una llamada telefónica de que habían recogido a cuatro hombres, en la última ronda del último del día antes de partir. Me dirigí al hospital con mi interprete y me fui a tomar fotografías. Uno de los muertos había sido atropellado por un automóvil, y no estaba en muy buenas condiciones. Otro de los hombres ya era una personas de edad, no me resultaba. Otro más había muerto de las cuchilladas recibidas. Los camilleros cuidaron de que no se les rompieran las narices, por tratar de ayudarme. El último de los cadáveres, era de un punk el cual visualmente no me resultaba muy interesante.

Para algunas personas la evidencia de su alma esta allí o no, a la hora de la muerte. Por eso cuando vi a este último de los cuatro cadáveres, dije, con este me quedo. Esto era alrededor de Navidad, y los mexicanos estaban afuera celebrando y preparándose para las vacaciones.

Allí estoy en una habitación con ese cadáver. Lo estoy tratando de posar, le coloco un pescado en sus manos a manera de elemento visual, tomo una lectura de la luz y procedo a tomar unas fotografías solo como un registro. Pido que procedan con la autopsia que le hacen a los cadáveres. Tan pronto como le hacen la autopsia comienza a cambiar. El esta en la mesa, y comienza a transformarse. Volteo para hablar con mi interprete, quien es un hombre muy inteligente, y ambos hemos visto lo mismo. Y el me dice" " Le están haciendo el juicio, en este momento" . De repente dejo de ser un punk. Delante de nosotros sufrió esa transformación en la mesa de la autopsia. Les pido a los técnicos que no lo laven que le dejen toda la sangre que provino de la sutura. Generalmente abren la cabeza y retiran el cerebro. Algunas veces regresan el cerebro, en otras solo colocan una toalla de papel, o tal vez las "Ultimas Noticias" para mantener la forma de la piel. En esta ocasión regresaron el cerebro. Cuando estaban manejando la masa encefálica de un lado al otro, dije: " Mira ese cerebro- puede ser que haya contenido pensamientos de maldad, y como sea que haya sido juzgado, ahora ya tiene una presencia distinta".

Cuando me lo regresaron, lo coloque en una silla y le tome unos retratos allí sentado. Luego me pase con el una hora y media hasta que se vio como San Sebastián. Se miraba como una persona que tenía elegancia. Sus dedos, lo juro, habían crecido como cincuenta porciento. Se veía elegantes. Eran los dedos mas elongados que le haya yo jamas visto a un hombre. Parecía que deseaban alcanzar la eternidad.

MORAL Y MORTANDAD

Pienso que la mayoría de las personas no están conscientes que la mortalidad tiene que ver con la vida y la muerte. Desde luego que no todo tiene que ver con el trabajo duro de la existencia, si no de lo que ocurre en la vida.

Cada momento es una decisión moral. Hay un código de moralidad en cada uno de nuestros corazones, y es una cuestión de encontrar nuestros destinos y el propósito de esos destinos. Esta vida es un sitio para ensayar, debiera de ser un ensayo sublime.

Seamus Heany, que recién acaba de ganar el premio Nobel de literatura, dijo " La finalidad del arte es la paz". Me parece una frase admirable. La razón por la que vamos a Museos y la razón por la que admiramos cosas bellas es porque ya no hay muchas cosas bellas allá afuera. Pienso que los Museos se han convertido en un especie de nuevo centro religioso, como centro espiritual de la vida secular.

Hay esta gran historia que me dijeron acerca de un andariego que iba por el desierto. Y en uno de sus recorridos de repente escucha a la distancia el choque de acero contra rocas. Se dirige hacia el sitio de donde parten esos ruidos, y se encuentra a dos hombres rompiendo piedras en el desierto. Se acerca a uno que al parecer estaba muy enojado, y le pregunta ¿ que estas haciendo ? y el hombre responde " estoy rompiendo piedras". El andariego se acerca al otro hombre que también estaba haciendo lo mismo, pero que no estaba enojado, y al preguntarle que era lo que el estaba haciendo, le respondió " estoy construyendo una catedral".

Michael Sand
Originalmente publicado en la revista WORLD ART/96

10/28/2012

David Alan Harvey "A los seis empecé a hacer fotos en mi cabeza"


"¡Yo a ti te conozco!". Zahara, camarera de Lacaña, reconoce a David Alan Harvey nada más verle en la terraza del restaurante al que se ha dejado llevar por la cercanía a su hotel. "Trabajé durante dos años para Magnum en París", le dice ella. Magnum es la histórica agencia de fotógrafos que fundaron, entre otros, Robert Capa y Cartier-Bresson, y Alan Harvey, de 66 años, es reportero gráfico y socio de la cooperativa desde 1997.

Llega con hambre a la cita y, antes de empezar a hablar, se apresura a mirar la carta. Pide ensalada y croquetas.

"Los fotógrafos de Magnum queremos pasar a la historia por nuestras fotos, no nos interesa tanto hacer dinero", dice. Pero admite: "tenemos que pagar el alquiler". De ahí su euforia al hablar de la compra del archivo en papel por parte del millonario Michael S. Dell. "¡Es una revolución! Llegamos a un excelente acuerdo en el peor momento económico. Es lo mejor que nos ha pasado. Seguimos controlando los fondos, los negativos, la obra se difunde [Dell ha cedido las copias a la Universidad de Tejas para estudio y difusión] y ganamos dinero para seguir haciendo fotos".

El fotógrafo ha venido a España a presentar American family, un trabajo inconcluso que se expone en la escuela de fotografía EFTI. "Lo empecé en la época de Bush, cuando me di cuenta de que no conocía del todo a mi país, dividido por la política", recuerda. "La mejor manera de llegar a la gente es a través de su familia".

Así, "como Kerouac o Steinbeck", se metió en su coche, tiró millas "sin dirección", y retrató a las familias como si fuera uno más de ellos. "Es lo que llevaba haciendo desde que empecé a fotografiar a mi familia con mi Leica [cámara de segunda mano que se compró a los 11 años con el dinero que ganó como repartidor de periódicos] y lo que intentaba mostrar cuando retraté a familias de color de Virginia en los sesenta". La gente simplemente posa. "No tengo interés en desagradar a nadie", dice. "Por eso después de hacer la foto la enseño, y acordamos entre nosotros cuál es la mejor, para que ellos estén contentos y yo satisfecho".

Cuenta Alan Harvey que esa ha sido su línea, la de entregarse a su fotografía, desde antes de empezar a disparar. "Cuando tenía seis años tuve la polio", relata. "Me encerraron en un hospital donde sólo tenía una ventana estrecha con barrotes que daba a la calle. Era como una cámara por la que veía a la gente caminar y en mi cabeza los empecé a fotografiar", narra.

Ahora Alan Harvey ha dejado su piso de Nueva York y se ha establecido en Río de Janeiro. "Están preparando los Juegos Olímpicos para dentro de seis años, y no están aún preparados. Hay una gran desigualdad, gente muy rica que vive pegada a gente muy pobre, con una tremenda tasa de criminalidad", cuenta. "Quiero retratar esa realidad, pero también que los brasileños son los tipos más simpáticos que he conocido".

La pasión con la que habla Harvey trasciende a su obra, con proyectos para difundir el trabajo de jóvenes fotógrafos, como la beca anual de 11.000 euros que lleva su nombre o la revista digital Burn, "que en un par de semanas se publicará también en papel".

La entrevista ha concluido y la comida sigue en el plato. Ahora se va de "fiesta". Consiste en ver fotos de sus alumnos y darles consejos. Eso sí, entre caña y caña.

10/27/2012

Entrevista a Elliott Erwitt / Elliott Erwitt interviewed



¿Cuál es la mejor fotografia que no hizo?:
Una foto de Mao Tse Tung besando a la reina Isabel II.

¿Con qué fotógrafo que le gusta más trabajar? ¿Cual tiene un punto de talento?:
La mayoría de los fotógrafos trabajan mejor solos, yo incluido. ¿Qué es un “punto de talento”?

¿Qué le mantiene despierto por la noche?:
Mi perro Sammy. Ha llegado a roncar en su vejez.

Si no hubiese sido fotógrafo, qué le hubiera gustado ser?:
Una bailarina profesional

¿Tiene una filosofía de vida?:
Sí. Disparar primero y preguntar después.

¿Cómo germina las ideas para su trabajo?:
Mi “trabajo” es sobre ver, no sobre ideas.

Usted en tres palabras:
Pregunte a mi esposa.

¿Qué consejo le daría a usted mismo a los 16 años de edad?:
Asegúrese de quitar la tapa del objetivo antes de fotografiar.

-------------------------------------------------------------

What’s the greatest picture you didn’t take?:
A picture of Mao Tse Tung kissing Queen Elizabeth II.

Which photographer would you most like to work with and talent spot?:
Most photographers work best alone, myself included. What’s a “talent spot”?

What keeps you awake at night?:
My dog Sammy. He has taken to snoring in his old age.

If you hadn’t have become a photographer what would you have like to have been?:
A professional ballroom dancer

Do you have a life philosophy?:
Yes. Shoot first and ask questions later.

How do you germinate ideas for your work?:
My “work” is about seeing not about ideas.

You in three words:
Ask my wife.

What advice would you give to your 16 year old self?:
Be sure to take the lens cap off before photographing.

10/26/2012

Entrevista a Chema Madoz


José María Rodríguez Madoz nace en Madrid, en 1958.

Entre los años 1980 y 1983 cursa Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid que simultanea con los estudios de fotografía en el Centro de Enseñanza de la Imagen.

La Real Sociedad Fotográfica de Madrid expone la primera muestra individual del autor en el año 1985.

En 1988 la Sala Minerva del Círculo de Bellas Artes (Madrid) inaugura su programación de fotografía con una exposición de sus trabajos.

Dos años después, en 1990, comienza a desarrollar el concepto de objetos, tema constante en su fotografía hasta la fecha.

En 1991 el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía muestra la exposición "Cuatro direcciones: fotografía contemporánea española" que itinerará por varios países. Algunas fotografías de Madoz forman parte de esta exposición.Ese mismo año recibe el Premio Kodak.

En 1993 recibe la Bolsa de Creación Artística de la Fundación Cultural Banesto.

La Editorial Art-Plus de Madrid edita en 1995 su primera monografía: el libro "Chema Madoz (1985 – 1995)".

Tres años más tarde es la Editorial Mestizo, A. C., de Murcia quien le publica un tomo al artista. El libro se titula "Mixtos – Chema Madoz".

En 1999 el Centro Galego de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela muestra la exposición individual de trabajos realizados entre 1996 y 1997. A finales de ese año, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía le dedica la exposición individual "Objetos 1990 – 1999", que se configura como la primera muestra retrospectiva que este museo dedica a un fotógrafo español en vida.

En el 2000 el fotógrafo madrileño recibe el Premio Nacional de Fotografía de España. Ese mismo año la Bienal de Houston Fotofest le reconoce como "Autor Destacado". Su obra sobrepasa nuestras fronteras llegando no sólo a la ciudad norteamericana sino también hasta el Chateau d´Eau de Toulouse (Francia).”

Tus obras requieren una preparación casi escultórica de algún objeto ¿por qué plasmarlos en fotografías, en vez de presentarlos físicamente? ¿Qué le aporta la fotografía?

Distancia, devuelve al objeto a un territorio tan intangible cómo el lugar del que procede, la imaginación.

¿Qué ocurre con los elementos fotografiados después de la toma? ¿Los has expuesto alguna vez?

Los objetos una vez utilizados, se amontonan en el estudio, cómo material de trabajo, que puede ser re-utilizado en otras composiciones. Únicamente, se ha expuesto algún objeto, cuándo no existía una foto de él y tan sólo en un par de ocasiones.

Cuando, como en tu caso, la fotografía no es un simple click y está tan cerca del arte, ¿cómo se afronta el temido "papel en blanco"? ¿Cómo surgen tus fotos?

Desde la misma perspectiva, que cualquier otro creador, con el vértigo que dá el vacío.
Las imágenes no tienen un proceso claro por el que llegar a ellas. Algunas parten de meras intuiciones que intentas materializar o poner de relieve a través de los objetos, también hay ocasiones en las que lo que hay es un concepto previo y lo que necesitas encontrar son los objetos que en cierta medida lleven en su seno una parte implícita de la idea a la que quieres hacer referencia. Y en ocasiones la imagen puede partir de la contemplación del objeto mismo.

¿Por qué en blanco y negro? La fotografía artística o creativa, en color, ¿se valora menos?

A estas alturas es absurdo hacer prevalecer una técnica sobre otra. Cualquiera es perfectamente válida siempre que se adapte al discurso del trabajo.
Yo utilizo el ByN, por varios motivos, Primero es un ejercicio de reducción, ya que limitas el color a dos opciones que se enfrentan, algo que también sucede con los objetos (en general son dos objetos contrapuestos) por otro lado permite, jugar más fácilmente con las texturas a la hora de establecer vínculos o nexos.

¿La creatividad se aprende o es algo innato?

Creo que hay una cierta predisposición, pero se puede aprender. Sólo hay que tomar conciencia, de cómo en la mayoría de las ocasiones nuestras actitudes responden a esquemas pre-establecidos.

Tus metáforas visuales pueden recordar a parte de la obra de Man Ray ¿Te sientes influido o inspirado de alguna manera por él? ¿A quién admiras en fotografía?

No especialmente, pero hay algunos trabajos suyos que admiro sinceramente.
Otros fotógrafos que me interesan pueden ser Duane Michals, el primer Ralph Gibson , Abelardo Morell o Andy Goldsworthy.

Sueles causar impresión y sorpresa con tus fotografías ¿Qué hace falta para impresionarte o sorprenderte?

Lo que a cualquier otra persona, descubrirme algo inédito en lo cotidiano.

¿Prefieres una buena crítica, un buen comentario de otro artista, la admiración de un aficionado o que alguien compre tu obra?

Puestos a elegir me quedo con todo.

¿Que opinión tienes sobre la proliferación de la fotografía digital? ¿Es buena para la fotografía?

Claro que es buena, está proporcionando unas herramientas de las que hasta ahora no disponíamos. Esto, a pesar de que pueda generar una cierta confusión, es muy interesante, por que genera nuevas posibilidades, nuevos discursos.

Con esta proliferación, ¿Es cada vez más difícil destacar en este arte?

Ahora es cierto que hay más gente que utiliza la fotografía pero, por ejemplo todo el mundo tiene lápiz y papel y no por ello se complica la situación de los escritores.

¿Que equipo utilizas? ¿Crees que tener un buen equipo influye en la buena fotografía?

Trabajo con una Hasselblad desde hace unos veinte años. Mi primera cámara fue una Olympus OM-1.

Tomado de Xatakafoto

10/25/2012

¿El secreto de una foto? Sí, hay uno: la dedicación" Entrevista a Sebastião Salgado


Hablamos de fotografía. No de lentes, diafragmas o iluminación. Conversamos de lo que se mueve alrededor del encuadre y hacia la imaginación. El fotógrafo brasileño Sebastião Salgado (Aimorés, 1944) elige para el primer café del día una mesa junto al ventanal del literario Café Gijón. Lleva la vista a través del cristal mientras habla de ideología, fotografía y vida. Tres en una. Y regresa al café, a la tierra, cuando ve sobre la mesa lo que cariacontecido describe con un largo "fabuloso": un pan con aceite, tomate y ajo. "Adoraba el ajo, pero por una infección en África que me modificó el metabolismo no puedo probarlo". Será un cruasán.

Lo manosea y desmenuza hasta que se confiesa desganado y resfriado por quedarse dormido en una sesión de acupuntura en Papúa Nueva Guinea. Ahí queríamos llegar. Es su nuevo proyecto: Génesis. "La idea", dice dibujando en el aire como si rellenase un pentagrama, "es demostrar que una mitad del planeta está como en el día del génesis y que tenemos que intentar preservarlo para vivir tranquilos".

Cercano e ilusionado, Salgado, premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1998 y de paso por Madrid para recoger el galardón que le concede Save the Children, ha dado un giro más de tuerca a su carrera.

El fotógrafo brasileño comenzó hace cinco años a retratar a los "otros animales". "Hasta ahora", reconoce con un gesto cómplice, "solo había trabajado con uno, el hombre". Su nuevo trabajo ha situado la cámara frente a esa parte del planeta, un 46% según sus cifras, que se muestra como en el origen y que esconde "las cosas más puras". Algunas de esas cosas, las que no se tocan -"la idea de comunidad, solidaridad y compasión"- están allí y aquí, en la vida de los pingüinos, que "viven como nosotros", pero también en la huelga del 29-S. "Los españoles sois solidarios", reflexiona Salgado pellizcando migas de pan, "porque hay una amenaza de clase. Y si empeora, la idea de supervivencia empieza a existir realmente".

Con el rastro que dejan sus palabras, no es difícil imaginar el comienzo. Empezó a tirar fotos muy tarde. Era militante de izquierdas ya en la época universitaria y "sentía que tenía algo que enseñar". Su actual esposa, Lélia, necesitaba una cámara para cursar Arquitectura en París y la compró. "Era una Pentax. Fue tan bueno mirar a través de esa lente y verlo todo", exclama Salgado agarrando la cámara con el recuerdo. "La pobre Lélia nunca la tuvo". Corría el año 1973 y el hasta entonces economista había elegido nuevo trabajo: fotoperiodismo social.

Tres décadas después, Salgado vive otra transición. "Alguien me dijo que lo intentara y me pasé al digital en julio de 2008". A su manera. Sigue necesitando una plancha grande de contacto que analiza con su lupa porque el ordenador no es lo suyo. "He empezado de nuevo. Necesitaba un negativo más grande [para el proyecto Génesis]. El aprendizaje es fabuloso. Te crea una dinámica de vida que no te da tiempo a pensar que estás viejo".

¿El secreto de una foto? Duda. "Ah, sí, hay uno: la dedicación. Yo le digo a un joven que si crees en lo que haces, y dedicas todo tu tiempo, tu vida, tendrás una oportunidad más grande".

10/24/2012

Conferencia de James Nachtwey / TEDGlobal

Comparto con ustedes esta excelente conferencia de James Nachtwey. Logré insertarla con los subtítulos en español. Espero la aprovechen.

10/22/2012

La última entrevista a Manuel Alvarez Bravo “Las fotos son como la vida”


 Por Ana Bianco

Manuel Alvarez Bravo es reconocido como el fotógrafo de “lo mexicano”, entendido esto como una unidad entre el paisaje y la gente, que supo plasmar con destreza y originalidad, hasta llegar a ser considerado entre uno de los maestros de la fotografía latinoamericana del siglo XX. A fines de los años ’20, sus trabajos concitaron la atención del fotógrafo norteamericano Edward Weston y de su discípula italiana, Tina Modotti, residentes en México. En 1930 comenzó su carrera tomando fotos de los murales de Diego Rivera y David Siqueiros, entre otros, y se relacionó con el medio cultural nacional e internacional. En ese trayecto, compartió una exposición con el fotógrafo francés Henri Cartier Bresson y entabló amistad con el escritor Andre Breton, quien vio en sus fotos un surrealismo innato. La década del ’40 marcó su inicio en el mundo del cine: trabajó como fotógrafo para el ruso Sergei Eisenstein en ¡Que Viva México! y participó en rodajes de John Ford y Luis Buñuel. Las exhibiciones de sus obras han recorrido el mundo y no sólo documentan: expresan una mirada humanista, la de un poeta de la lente. En su producción conviven fotos canónicas como Obrero en huelga asesinado –una de las más famosas–, registro de un joven tendido en el suelo, con otras que recorren un México de calles angostas, plazas, barrios, pueblos y tradiciones que dan sabor a una cultura. Parte de ese trabajo puede apreciarse en Manuel Alvarez Bravo. Fotografías, la muestra que desde el viernes y hasta el 25 de mayo se verá en el Malba (Av. Figueroa Alcorta 3515), y que da cuenta de las diferentes etapas entre 1920 y 1947.

A continuación se ofrece parte de la última entrevista realizada a Manuel Alvarez Bravo juntamente con Rosa María Villareal, y publicada el 19 de enero de 1997 en el diario Reforma de México. En su casa de Coyoacán, con 94 años encima, entabló una charla con tirabuzón, mientras los olores del guisado llamaban a la mesa. “Yo nunca supe cuándo realicé mi primera fotografía”, memoró Alvarez Bravo, nacido el 4 de febrero de 1902, hijo de un fotógrafo amateur. “Probablemente era entre 1922 o 1923, pero ahora, mientras estas chicas realizan copias, encontré el primer retrato que hice en mi vida. Es el de mi hermana Isabel, un retrato desconocido. Lo hice con una cámara sepia, en placa de cristal de cuatro por cinco. Antes seguramente había hecho otras, pero esta fue la primera que tomé con una cámara así.” El artista hablaba con naturalidad y lucidez de la labor diaria que lo tenía ocupado sin importarle la pesadez de los años: “Hago lo mismo de siempre, trabajo. Nunca he hecho algo especial. Paso de tres a cuatro horas durante las mañanas en el laboratorio, sigo tomando negativos, haciendo copias. Ahí trabajo mucho, en silencio. Yo vivo así, sin preocupaciones…”

–¿En qué trabaja actualmente?

–Mi último trabajo, creo interesante, es el que he hecho sobre las fiestas de aquí, las del Niño Jesús de Coyoacán. Me está pasando una cosa extraña al enfrentarme con esas cámaras nuevas y maravillosas que producen todo en automático. Tener ese instrumento en las manos hace que también mi trabajo sea bastante automático. El trabajo de los ojos, de la experiencia adquirida, de lo que se ve y gusta ver, no cuentan. El hecho es que uno produce cientos y cientos de fotos, como si la cámara lo impusiera.

–¿Trabaja solo en el laboratorio?

–Tengo dos jóvenes asistentes. Una de ellas está haciendo copias de todo lo que produje en 1995 y 1996, lo que me es positivo y útil, hacer un álbum de mis fotos. Nunca me hubiera imaginado que tenía cientos de fotos de los últimos tiempos.

–¿Tiene una estimación de la cantidad de fotos que conforman su archivo personal?

–Es imposible hablar de cantidades. Un periodista norteamericano me preguntó cuál era el tema predominante en mi obra; no hay ni cantidad ni tema. Uno puede tomar fotos de gentes, de caballos, de perros. Así trabajo, sin encargos, sin proyectos definidos. Lo único que hacen los proyectos muy definidos es coartar la libertad de ver y de trabajar.

–Pero usted tuvo un proyecto muy definido con el Centro Cultural Arte Contemporáneo.

–Efectivamente: de 1980 a 1986 formé la colección de fotografía de ese Centro, donde se exhibe permanentemente. Se hicieron tres tomos que ilustran este trabajo. Para mí era muy importante hacer una panorámica de la historia de la fotografía que contenga los nombres y obras importantes, las técnicas desde su creación hasta la fecha, exceptuando las producidas bajo procedimientos computarizados.

–Fue entonces cuando se anunció la creación de un museo que llevaría su nombre. ¿Qué hay de eso?

–Yo no tuve mucho interés en esta cuestión, de hacer cosas así de grandes y con mi nombre. No estoy de acuerdo con hacerme pedestales en vida. Después de tantos años de trabajar con el Centro, lo que quería era concentrarme en mi propio trabajo y es la primera vez que lo hago así, sin ningún punto de apoyo, únicamente con la beca del Fonca (Fondo Nacional de la Cultura y las Artes).

–Ha hecho fotografía casi durante toda su vida. ¿Cambió su forma de mirar?

–No es que cambie, evoluciona. La forma de mirar siempre es la misma, pero se ha modificado por la experiencia que dan la vida y las artes, de las que siempre estuve muy cerca. Siempre estoy atento a todas las artes, a la música, la pintura, la escultura, la literatura. He leído muchísimo y la música está donde estoy, en mi casa, en el laboratorio.

–Algunos escritores cambiaron partes de sus obras porque con los años les producen insatisfacción o vergüenza. ¿Le ha pasado?

–No. Las fotografías son como la vida, van teniendo su destino, según la técnica y la propia cultura en la que se generaron.

–¿Hizo un testamento de su obra?

–No, pero toda mi obra es para mi familia y para Coyoacán.

10/21/2012

Iniciando el reportaje del Canal de Panamá

El día de ayer comencé con el reportaje del Canal de Panamá, no había decidido abordarlo antes ya que aparte de los permisos que requiere, se necesita de tiempo para este tipo de reportajes, pues no solo es ir a fotografiar. Hay que hacer varias visitas, relacionarse y aprender sobre el tema. En muchas oportunidades he visitado el Canal, pero esta es la primera vez que lo visito con intenciones de realizar un trabajo serio.

Como todo trabajo que se comienza, lo principal es relacionarse con las personas, los trabajadores, también llamados "canaleros" ya que son parte fundamental del Canal, pues sin ellos no sería posible la función del mismo.

Desde esta perspectiva decidí abordar el reportaje, no solo mostrar las esclusas como tal, sino todas las personas que hacen posible que este maravilloso lugar funcione.

El Canal de Panamá se le ha llamado la “Octava Maravilla del Mundo”, y con justa razón! Trabajaron mas de 250,000 personas de todas parte del mundo por mas de 10 años para construirlo, y sigue como un monumento del ingenio y poder de convicción de la especia humana.

Mas adelante estaré compartiendo con ustedes el trabajo final, mientras tanto les dejo algunas imágenes.



© Aaron Sosa 10-2012

10/20/2012

Retratos al Dr. Yuan-Tseh Lee - Premio Nobel de Química 1986

El día de ayer tuve la oportunidad de conocer al Dr. Yuan-Tseh Lee durante una visita que realizó a la construcción del edificio "Puente de Vida" del Biomuseo. Aparte de mi fotografía documental existe algo que disfruto mucho hacer y es retratar a personalidades. No solo por el hecho de realizarles el retrato, sino por la experiencia de conocer al retratado. Siempre se aprenden cosas nuevas y una de los beneficios que me ha dado la fotografía es aprender un poco de cada cosa. Siempre he dicho que el fotógrafo debe familiarizarse y aprender sobre lo que está fotografiando por lo tanto puede considerarse como una persona con una cultura general muy rica.

El Dr. Yuan-Tseh Lee nació en Hsinchu, República de China 1936, es un químico y profesor universitario taiwanés galardonado con el Premio Nobel de Química del año 1986. Estudió química en la Universidad Nacional de Taiwan, donde se graduó en 1959, y posteriormente amplió sus estudios realizando el doctorado en la Universidad de Berkeley en los Estados Unidos en 1965.

En 1974 fue nombrado profesor de química en la Universidad de Berkeley, el mismo año en que consiguió la nacionalidad estadounidense.

En febrero de 1967 inició su colaboración con Dudley R. Herschbach en la Universidad de Harvard en el estudio de las reacciones químicas entre los átomos de hidrógeno y las moléculas alcalinas diatómicas.

En 1986 fue galardonado, junto con su colaborador Herschbach y el químico canadiense John C. Polanyi, con el Premio Nobel de Química por el desarrollo de la dinámica de procesos químicos elementales.


© Aaron Sosa / Dr. Yuan-Tseh Lee / Panama City 10-2012

10/18/2012

Texto de Diane Arbus para la beca Guggenheim en 1963



"Quiero fotografiar las ceremonias importantes de nuestro presente porque viviendo aquí y ahora tendemos a percibir sólo lo que es azaroso, estéril, sin forma. Mientras lamentamos que el presente no es como el pasado y abandonamos la esperanza de que se convierta en algún futuro, sus hábitos innumerables, inescrutables yacen en espera de su significado. Los quiero recolectar como la abuela de alguien que guarda conservas porque van a haber sido tan hermosos.

Hay ceremonias de celebración (Los Shows, los Festivales, las Fiestas, las Convenciones) y las ceremonias de competencia (Concursos, Juegos deportivos), las ceremonias de comprar y vender, de apostar, de la ley y el show; las ceremonias de fama en las que los ganadores ganan y los suertudos son elegidos o las ceremonias de familia o encuentros (las Escuelas, los Clubs, los Encuentros).

Después están los Lugares Ceremoniales (el salón de la peluquería, el salón de la funeraria o simpelemente, el salón) y los trajes ceremoniales (lo que usa una camarera, o los luchadores), ceremonias de los ricos, como un show de perros y de la clase media, como el juego de bridge. O por ejemplo: la lección de baile, la graduación, la cena de compromiso, la sesión de espiritismo, el gimnasio, el picnic. Y quizás, la sala de espera, la fábrica, el baile de máscaras, el ensayo, la iniciación, el lobby del hotel y la fiesta de cumpleaños. Etcétera.

Escribiré lo que sea necesario para una mayor descripción y dilucidación de estos ritos, iré hasta donde pueda para encontrarlos. Estos son nuestros síntomas y nuestros monumentos. Quiero simplemente guardarlos, porque lo que es ceremonioso y curioso y lugar común será legendario".

10/17/2012

Entrevista a Jonas Bendiksen fotógrafo de Magnum

Jonas Bendiksen, fotógrafo de la agencia Magnum habla de su última exposición, pero aún más interesante es su reflexión sobre la fotografía hoy en día, y sobre las cámaras digitales.

10/16/2012

Carta del fotógrafo Sergio Larrain a su sobrino Sebastián Donoso


Carta de Sergio Larrain, fotógrafo de Magnum, a su sobrino Sebastián Donoso.

"Miércoles. Lo primero de todo es tener una máquina que a uno le guste, la que más le guste a uno, porque se trata de estar contento con el cuerpo, con lo que uno tiene en las manos y el instrumento es clave para el que hace un oficio, y que sea el mínimo, lo indispensable y nada más. Segundo, tener una ampliadora a su gusto, la más rica y simple posible (en 35 mm. la más chica que fabrica LEITZ es la mejor, te dura para toda la vida).

El juego es partir a la aventura, como un velero, soltar velas. Ir a Valparaiso, o a Chiloé, por las calles todo el día, vagar y vagar por partes desconocidas, y sentarse cuando uno está cansado bajo un árbol, comprar un plátano o unos panes y así tomar un tren, ir a una parte que a uno le tinque, y mirar, dibujar también, y mirar. Salirse del mundo conocido, entrar en lo que nunca has visto, DEJARSE LLEVAR por el gusto, mucho ir de una parte a otra, por donde te vaya tincando. De a poco vas encontrando cosas y te van viniendo imágenes, como apariciones las tomas.

Luego que has vuelto a la casa, revelas, copias y empiezas a mirar lo que has pescado, todos los peces, y los pones con su scotch al muro, los copias en hojitas tamaño postal y los miras. Después empiezas a jugar con las L, a buscar cortes, a encuadrar, y vas aprendiendo composición, geometría. Van encuadrando perfecto con las L y amplias lo que has encuadrado y lo dejas en la pared. Así vas mirando, para ir viendo. Cuando se te hace seguro que una foto es mala, al canasto al tiro. La mejor las subes un poco más alto en la pared, al final guardas las buenas y nada más (guardar lo mediocre te estanca en lo mediocre). En el tope nada más lo que se guarda, todo lo demás se bota, porque uno carga en la psiquis todo lo que retiene.

Luego haces gimnasia, te entretienes en otras cosas y no te preocupas más. Empiezas a mirar el trabajo de otros fotógrafos y a buscar lo bueno en todo lo que encuentres: libros, revistas, etc. y sacas lo mejor, y si puedes recortar, sacas lo bueno y lo vas pegando en la pared al lado de lo tuyo, y si no puedes recortar, abres el libro o las revistas en las páginas de las cosas buenas y lo dejas abierto en exposición. Luego lo dejas semanas, meses, mientras te dé, uno se demora mucho en ver, pero poco a poco se te va entregando el secreto y vas viendo lo que es bueno y la profundidad de cada cosa.

Sigues viviendo tranquilo, dibujas un poco, sales a pasear y nunca fuerces la salida a tomar fotos, por que se pierde la poesía, la vida que ello tiene se enferma, es como forzar el amor o la amistad, no se puede. Cuando te vuelva a nacer, puede partir en otro viaje, otro vagabundeo: a Puerto Aguirre, puedes bajar el Baker a caballo hasta los ventisqueros desde Aysén; Valparaiso siempre es una maravilla, es perderse en la magia, perderse unos días dándose vueltas por los cerros y calles y durmiendo en el saco de dormir en algún lado en la noche, y muy metido en la realidad, como nadando bajo el agua, que nada te distrae, nada convencional. Te dejas llevar por las alpargatas lentito, como si estuvieras curado por el gusto de mirar, canturreando, y lo que vaya apareciendo lo vas fotografiando ya con más cuidado, algo has aprendido a componer y recortar, ya lo haces con la máquina, y así se sigue, se llena de peces la carreta y vuelves a casa. Aprendes foco, diafragma, primer plano, saturación, velocidad, etc. aprendes a jugar con la máquina y sus posibilidades, y vas juntando poesía (lo tuyo y lo de otros), toma todo lo bueno que encuentres, bueno de los otros. Hazte una colección de cosas óptimas, un museito en una carpeta.

Sigue lo que es tu gusto y nada más. No le creas más que a tu gusto, tu eres la vida y la vida es la que se escoge. Lo que no te guste a ti, no lo veas, no sirve. Tu eres el único criterio, pero ve de todos los demás. Vas aprendiendo, cuando tengas una foto realmente buena, las amplias, haces una pequeña exposición o un librito, lo mandas a empastar y con eso vas estableciendo un piso, al mostrarla te ubicas de lo que son, según lo veas frente a los demás, ahí lo sientes. Hacer una exposición es dar algo, como dar de comer, es bueno para los demás que se les muestre algo hecho con trabajo y gusto. No es lucirse uno, hace bien, es sano para todos y a ti te hace bien porque te va chequeando.

Bueno, con esto tienes para comenzar. Es mucho vagabundeo, estar sentado debajo de un árbol en cualquier parte. Es un andar solo por el universo. Uno nuevamente empieza a mirar, el mundo convencional te pone un biombo, hay que salir de él durante el período de fotografía."

10/14/2012

Entrevista a René Burri

© Aaron Sosa / Retrato de René Burri durante una visita a Venezuela / Caracas 2008

Entrevista de Valeria Caselles / Tomado de lanacion.com

René Burri es uno de los fotorreporteros más reconocidos del mundo y está en Buenos Aires. Vino para exhibir una muestra de más de 350 obras de su autoría, que se podrá ver en el Centro Cultural Borges, a partir de pasado mañana.

Mientras se ocupa casi obsesivamente de cada detalle de la muestra, el fotógrafo suizo no para de fumar un enorme habano, similar al que tenía el Che Guevara en la foto que le sacó al guerrillero a principios de los años 60, y que se publicó en los medios gráficos más importantes del mundo. "El habano es un vicio heredado de mi padre, antes de conocer al Che en Cuba".

La muestra llamada "René Burri, un mundo" incluye emblemáticos acontecimientos que marcaron la historia del siglo XX, como el conflicto libanés, la Guerra de Vietnam, el Egipto de Gamal Abdel Nasser y la China de Mao Tse-tung. También se lucen figuras y rostros de grandes personalidades, como la del mencionado Ernesto Guevara, Pablo Picasso, Maria Callas, Ingrid Bergman y Richard Nixon, entre otros.

Además de la vasta colección de fotos originales, quien visite la muestra encontrará varios collages, films documentales y fotomontajes creados por el propio Burri a lo largo de 60 años de trabajo. Sacó su primera foto a los 13 años, con una cámara precaria que le regaló su padre. El protagonista de esa imagen fue nada menos que el político ingles Winston Churchill, subido a un auto descapotable en un acto callejero. Burri enseguida comenzó a trabajar para varios medios gráficos y se enroló desde muy joven en Magnum, la agencia creada por corresponsales de guerra, fundada en 1947 por figuras como Robert Capa o Henri Cartier Bresson.

En diálogo con LA NACION, el fotoperiodista de 75 años habló de las tres horas que compartió con el Che, de la foto que más lo conmovió y de la foto que le quedó pendiente. También contó cómo lo inspiró el libro Don Segundo Sombra para fotografiar a los gauchos argentinos y de los desafíos actuales del oficio, pues dice que "todos viajan y todos tienen una cámara digital para sacar cualquier foto y en cualquier lugar".

¿Cómo fue la experiencia de fotografiar durante tres horas al Che Guevara?

Fue muy linda, inolvidable. Fueron apenas tres horas, a fines de 1962, pero pareció más tiempo. El Che tuvo la gentileza y la apertura ideológica de invitarnos a periodistas que venían de una revista norteamericana ( Look magazine ) y, sin embargo, nos dio una gran nota, compartió sus ideas con los hombres capitalistas y posó para las fotos. ¡Y no me convidó ni un solo cigarro!

¿Fue la foto que más lo conmovió?

Hubo muchas otras. Pero creo que lo más emocionante para mí fue eternizar la imagen de la gente en Egipto en la época del dictador Nasser. Era otro mundo, una cultura totalmente distinta de lo que yo estaba acostumbrado. Una ciudad milenaria. También me pasó con China, en tiempos de Mao. A mí no me interesaba sacar foto a los cadáveres: yo no tengo vocación de masoquista, sino a los vivos, a esos que transmiten algo.

¿Qué gran foto se perdió?

¡Huy, sí! Un día, en las calles de Nueva York. Veo venir a una chica extremadamente llamativa. Digo: "¡Guau! Esa es Greta Garbo". Me desesperé por tener una cámara en mano y poder apretar el botón. Pero no fue posible. Ella seguía caminando en dirección a mí y yo me quedé mirándola sin poder enfocarla. De haber podido, Burri se hubiera convertido en un verdadero paparazzo . La muestra "René Burri, un mundo" ya se exhibió en París, Zurich, Milán, Manchester, La Habana y Ciudad de México. En la Argentina se quedará hasta mediados de abril. No es el primer paso de Burri por el país. A fines de los 70 llegó con la idea de fotografiar a los habitantes del campo, esos "gauchos argentinos tan bien descriptos en el libro Don Segundo Sombra ", según recuerda. En pleno proceso militar, prefirió abocarse a los gauchos, con cuyas imágenes hizo un gran collage que también se exhibirá por estos días.

¿Qué opina de las cámaras digitales?

Son lindas, pero no las uso frecuentemente. Hoy todo el mundo puede sacar fotos donde y cuando quiera. Lo malo es que no queda un negativo para ver dentro de 15 años con la calidad con que vemos nuestras viejas fotos. Se vuelve un arte muy efímero.

¿Cuál es, entonces, el desafío de los fotógrafos más jóvenes? 

Tiene la misión de continuar descubriendo las cosas que hay detrás de lo que se ve en la superficie. Debe mostrar una pintura de cómo está el mundo, de cómo se siente el mundo en una época determinada. De repente, Burri interrumpe la conversación. A los 10 minutos, vuelve a la entrevista, pero ya no quiere hablar más. Sólo posa para un par de fotos, mientras le aconseja a un joven colega: "En la fotografía, tú necesitas mente, ojos, corazón y, por supuesto, zapatos cómodos".

© Aaron Sosa / Autorretrato con René Burri mientras íbamos camino a la Fundación Henri Cartier Bresson / París - Francia 2008

10/13/2012

Entrevista a Alex Webb / "Existe un tercer país entre EE UU y México: la frontera"

© Alex Webb / Autorretrato

Muchos fotógrafos tienen fama de ser también buenos cocineros, quizá porque la práctica de los fogones se parece de alguna forma a los clásicos procesos de revelado y positivado. O porque ir al mercado y elegir los ingredientes para un plato, en el fondo, es como salir a la calle, buscar un sujeto y apretar el disparador. Alex Webb, sin embargo, deja claro enseguida que para él no es así, ya que empuñar una cámara es más que un oficio rutinario o una afición: es una forma de entender la vida. "No sé cocinar muchas cosas, pero aquí lo importante es que me gusta la comida", ríe.

Podría ser la declaración de intenciones del actual presidente de Magnum, la mítica agencia de fotógrafos fundada en 1947 por Robert Capa y Henri Cartier-Bresson, entre otros. Porque la vida de Webb (San Francisco, 1952) es sobre todo lo que han visto sus ojos. Lo recuerda en un asador vasco de Alcobendas (Madrid), donde ayer recibió el Premio Internacional de Fotografía que concede el Ayuntamiento de la ciudad. Pero ante todo quiere dejar clara otra cosa: se va a decantar por la carne, y un chuletón de buey de un kilo (para compartir) le parece lo mejor.

El presidente de Magnum debe guiar la agencia en plena revolución digital, Webb ha recorrido medio mundo con sus Leicas a cuestas. Ha inmortalizado el Caribe, Estambul, Sevilla, Barcelona o Etiopía, pero uno de sus trabajos más interesantes ha sido, sigue siendo, la interpretación de las distintas sociedades de América. Esto es, Estados Unidos, su país, pero sobre todo la otra América: el Sur, México y la frontera, que constituye una especie de "tercer Estado" fascinante y dramático. Un lugar en el que los sueños se entremezclan con "la rigidez de la cultura protestante y los aspectos mágicos del catolicismo", que intentó retratar inspirándose "en las novelas de Gabriel García Márquez".

Rodeados de entrantes de setas, anchoas y foie, el fotógrafo se confiesa sorprendido por el sabor del boletus. De vuelta en Nueva York, puede que cruce el puente de Brooklyn, donde vive, y trate de buscarlos en alguno de los puestos gourmet del Chelsea Market, en Manhattan. En su opinión, los alimentos forman parte del espíritu de las culturas, así como todo lo que se pueda encontrar por las calles de un país. Cuando empezó su carrera de "fotógrafo callejero", Webb retrataba coches grandes, centros comerciales, objetos caros. Era la sociedad estadounidense que auspiciaba los años de hedonismo de la era de Reagan. Hasta que un día se hartó. Cambió los carretes de blanco y negro por los de color y decidió mirar al Sur del mundo con la que él considera la mejor actitud: la del "descubrimiento".

En eso consiste su trabajo de hoy en Magnum: estar al timón de la agencia en plena revolución digital y guiarla hacia lo desconocido. La crisis de la prensa escrita le preocupa, por supuesto, así como el espacio cada día más escaso que dedican las revistas al fotoperiodismo o a la fotografía documental. "Yo no soy un hombre de negocios", aclara. "Soy un fotógrafo y, lo digo en serio, no tengo la menor idea de lo que pasará". Pero las palabras de Webb, en el fondo, destilan esperanza y su mirada transparente parece dibujada para inspirar confianza. Ya que, recuerda, al fin y al cabo se trata de hacer fotos, más allá de los mecanismos del mercado. Y de haber algún salvador de la fotografía, con toda probabilidad serán los mismos fotógrafos.

Consejos de Alex Webb

"Haz fotos porque te encante hacerlas, porque simplemente necesites hacerlas, porque tu recompensa principal sea el proceso de hacerlas. Otras recompensas -como el reconocimiento o la remuneración económica- son escasas y efímeras. Y si de algún modo llegas a tener éxito, será inevitable que haya rachas en las que seas ignorado o en las que tengas pocos ingresos y muchos casos ambas. Está claro que hay muchas formas más fáciles de ganarte la vida en esta sociedad. Hacer fotografías es una pasión, no una carrera".

Texto tomado de El País

Después de 12 años "Ciudada"

Ciudada es uno de mis primeros trabajos, el cual fue parte de mi tesis final para egresar de la Escuela de Artes Visuales Cristóbal Rojas. Fue muy duro realizarlo, ya que tenia muy poco material (película) y fueron largos meses de caminatas por toda la ciudad caraqueña. Poco a poco fui recopilando imágenes, la mayoría de las veces luego de todo un día de trabajo llegaba a casa desesperado por revelar. Mi sorpresa cual era! No había ni una sola foto que me gustara. Pero bueno, con el tiempo comprendí que ese es el proceso de creación fotográfica. Como decía el maestro Cartier - Bresson “Hay mucho material de desecho”. Es muy cierto.

Recientemente decidí incluir esta serie en mi website para compartirla con ustedes. Fue uno de mis primeros proyectos serios realizado. Las imágenes fueron hechas entre los años 1998 - 2000.

¿Porque Ciudada?

El movimiento Dada tiene la particularidad de no ser un movimiento de rebeldía contra otra escuela anterior, sino que se funda en un cuestionamiento de todo el marco conceptual del arte y de la literatura de antes de la primera guerra.

Ciudada nace gracias a una inquietud de salir de la rutina. En medio de una ciudad Surrealista – Dadaísta en donde el día a día y el estrés citadino hacen que con mi cámara pueda representar lo que veo en mi ciudad natal Caracas. “Hay cosas, existen cosas y suceden cosas que están allí, pero son pocos los que realmente aprecian lo que esta allí, en todos lados hay un allí y allí estamos todos”.

Comparto con ustedes la galería. Las fotos son algo viejas y están escaneadas de papel fibra peso doble, marca Oriental multigrado. No están retocadas digitalmente, por eso tal vez encuentren puntos blancos en algunas imágenes.


CIUDADA - Images by Aaron Sosa